jueves, 6 de septiembre de 2012

Paranoia

Comienzo recorriendo el mundo. A toda prisa sin parar; sin sentir la brisa marina del mediterráneo. Paso de aquí a allá en menos de lo que salta otro recuerdo más en mi reproductor de música. La música me adora; lo sé. Vuelve a sonar esa canción; nuestra canción. Una vez más aminoro mi paso, me dejo arrastrar al pasado. Cierro mis ojos y allí estoy delante de aquel momento tan constante; el aire huele a sentimientos recíprocos. Ves, una vez más gano; tenía razón. Para. Gritale al mundo que tenía razón, que lo nuestro no era cosa mía. Abro los ojos miro al horizonte y corro; corro como nunca había corrido antes. ¿A donde me dirijo? ¿Y eso qué cojones importa ahora? ¿A caso te importa ahora? Nada, el silencio reina por estas calles; fallo mío, una vez más, no recordaba que tu lengua me pertenece y que sin ella tu voz no puede asustar a nadie. Demasiadas palabras falsas ha pronunciado ya. Su tiempo se agotó. Tu comportamiento falló; suspenso en veracidad. Espera. Mis cascos no suenan, no hay música que me dirija a ningún lugar. ¿Qué ocurre? Batería baja. Despierto impregnada de tranquilidad, de una sensación de paz a la que da miedo asomarse. Bajo las escaleras que me llevaban hacía tu boca; no queda nada, los escalones se los ha llevado el viento de paseo como tus palabras. Está bien, es hora de decir adiós. Vamos allá. Hasta nunca.

1 comentario:

  1. Me siento identificada con lo del reproductor de música ^^ jooo mejor un hasta luego =)

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