domingo, 26 de agosto de 2012

Tú mayor defecto es no sonreir

Estan esos días en los que abres los ojos y nada más abrirlos sabes que hoy será un día especial. Un día lleno de sonrisas verdaderas. Un día que nadie conseguirá fastidiarte, porque hoy tu prioridad se trata de tu dulce sonrisa. Algunos la conocen como sonrisa de oreja a oreja. De tanto reír te duelen los mofletes pero no importa es un dolor que gusta. Puede que en esos momentos seamos algo sadomasoquistas. Pero en realidad lo que ocurre es que estamos hartos del dolor rutinario. Del dolor que provoca un corazón roto, la apuñalada trapera de una amiga, del maldito escozor y posterior hinchazón de nuestros ojos por culpa del mar de lágrimas que hemos soltado. Basta. Vuelve a sonreír. Mira el cielo, está precioso. Ahora mirate a ti misma. Acercate más. ¿Ves lo que yo veo? Acercate todo lo que haga falta hasta que lo veas claro. Esa persona de ahí es feliz aunque no lo aparente. ¿Sabes porque? Porque su sonrisa cambia la vida de los demás.

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